Cada vez es más difícil no encontrar una ‘dirección web’ (las típicas direcciones www. que están por todas partes) y un email como una posibilidad más para contactar con una empresa, independientemente de su tamaño y sector de actividad.
Internet nace en la década de los 70 pero empieza a ser conocida por el gran público a finales de los 90. A pesar de su relativamente corta vida entre nosotros ha sabido hacerse un merecido hueco como forma de comunicación e información, adelantando en muchos casos por velocidad, comodidad y economía a las clásicas consultas telefónicas a la hora de localizar lo que buscamos.
Hoy en día la costumbre de visitar páginas Web para informarse, por ejemplo, sobre un viaje, un producto, buscar una empresa a quien vender o localizar nuevos posibles proveedores ha dejado de ser algo raro o poco habitual para mucha gente, que han ‘cambiado el chip’ y cuando quieren averiguar el número de teléfono de “A-Domicilio-Pizzas” la primera opción que les viene a la cabeza es visitar su web y luego, en caso de no tener éxito por la razón que sea, buscarán en las páginas amarillas (primero en las de Internet, seguro), después en las de papel de toda la vida y finalmente llamarán a información, si es que antes no se aburrieron de buscar y se pasaron a la competencia (o decidieron cenar otra cosa).
Esta manera nueva de pensar, cada vez más extendida entre particulares y empresas, motiva y casi obliga a que cada empresa tenga su propia página Web en la que se describan sus productos o servicios si quiere seguir siendo una opción en el mercado. Sirva como ejemplo que el 58% de los Austriacos reserva sus vacaciones por Internet y en España este mercado va en aumento año tras año.
El coste de una web es relativamente bajo si consideramos que será nuestro escaparate 24 horas al día, 365 días al año y ¡ para todos los potenciales clientes del mundo! y a un precio mucho más bajo que el alquiler mensual que habría que pagar por un local con escaparate en cualquier calle de una ciudad, y, en este caso, nuestro público seguiría estando limitado al de la ciudad y visitantes.
Llegados a este punto me parece importante matizar que a pesar de toda la tecnología y de todos los servicios que la web pueda ofrecer al visitante, normalmente en último término la operación será persona-persona, por lo que es de vital importancia que tras la web haya un equipo humano preparado y dispuesto a atender a todos los potenciales nuevos clientes, costumbre cada día más extendida, afortunadamente. Al igual que nadie concibe poner un teléfono de contacto y que nadie responda, no obtener respuesta a un mail o consulta en un tiempo razonable, por ejemplo, denota falta de interés (aunque no sea cierto) y puede echar por tierra la mejor web con los mejores servicios.
Las páginas Web se perfilan como una herramienta de gran valor dentro de la estrategia comercial de cualquier empresa y parece que la tendencia tiende a consolidarse con el tiempo. La Web ha llegado para quedarse.
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