No sé ustedes, pero yo me he sentido ofendido por la última campaña publicitaria de uno de los operadores de telefonía móvil estas navidades al verme ahí identificado. Por si no la recuerdan, les comento que presentan a un padre al que se le reprocha –su perro, su hijo,…- (e incluso agrede un supuesto rey mago con una barra de caramelo) no haber comprado uno de los “fantásticos” terminales 3G “a partir de” 9 euros. Como razones exponen que con ellos podrá hacer videollamadas, ver los goles de la jornada, vídeos de una cadena de música o la TV en el móvil, descargarse miles de juegos… Y digo yo ¿Y por qué se insulta a este pobre hombre, insinuando incluso que es incapaz de resolver el problema de matemáticas de su hijo de 7 años, simplemente porque no quiere comprar algo con unas funciones que le resultan perfectamente inútiles y por las que encima tendrá que pagar un ojo de la cara? –que nadie se crea que ver la TV en el móvil es gratis, y lo mismo vale para las demás servicios de descarga-. ¿Acaso se le divide a uno el coeficiente intelectual por dos si no se deja el sueldo en la factura de móvil?