En el artículo anterior definimos el spam como correo electrónico no solicitado ni deseado que llega a nuestros buzones electrónicos para intentar convencernos de algo que nosotros en principio no deseamos (que compremos un producto, que introduzcamos nuestros datos personales, etc.) y decíamos que para los “spammers” o generadores de este correo basura se trata de un negocio muy lucrativo.