El otro día estuve releyendo una revista de mediados de 1995. En ella se describía cómo acceder a Internet por aquella época. Había pocos proveedores y las conexiones eran lentas (módems de 14.400 bps frente a una ADSL actual de 1 Mbps=~ 1.000.000 bps) y “caras” (descargar un programa de pocos “megas” podía llegar a costar del orden de 15.000 pesetas, a lo que sumar el coste de las “llamadas a Internet” que eran sólo locales si se vivía en Madrid o Barcelona).
Hoy en día el panorama es muy diferente: conexiones rápidas, bastante fiables y comparativamente mucho más económicas. Tanto es así que se han extendido a prácticamente todos los sectores y estamentos de la población.
Una vez asentado el mercado de conexiones fijas, los operadores se afanan en poner a punto sus servicios de conexión a Internet móvil (es decir, que podamos ver la web y disfrutar del email y demás posibilidades que ofrece Internet en cualquier lugar). Esta nueva modalidad va de la mano de las continuas mejoras técnicas de la telefonía móvil. Aseguran los “gurús” que en un plazo no excesivamente largo todas las conexiones de teléfono serán móviles y por lo tanto también las de Internet, desapareciendo (o casi) la telefonía fija. Un ejemplo son las campañas que podemos ver en distintos medios para que eliminemos la línea fija y tener todo en torno al móvil.
Si bien es cierto que a través del aire la velocidad que se obtiene es menor que con una ADSL, la tasa de transferencia de datos se ha incrementado desde la aparición de la telefonía 3G y más todavía con la HDSPA (High Speed Downlink Packet Access – Acceso de descarga de paquetes a alta velocidad). ¿Qué es este trabalenguas? Es una mejora de la tecnología móvil 3G para conexiones de acceso a Internet que consigue velocidades de descarga similares a las de una ADSL (sobre 1 Mbps). Para hacernos una idea, diremos que la telefonía fija tiene ADSL y la móvil, HDSPA.
Tenemos ya una conexión móvil bastante buena (ideal para comerciales o gente que viaje mucho) que podemos usar en nuestro portátil o fijo para acceder a Internet con un módem 3G en cualquier lugar (los precios son bastante mayores que los de una ADSL, pero es cuestión de tiempo si nos fijamos en la historia reciente) y como no vamos a ir siempre con el portátil encima, hay que mejorar los terminales, muy limitados en funciones y capacidades. Además, navegar con un móvil pulsando teclitas es bastante incómodo, si bien hay que decir que los modelos más recientes (fusión de los teléfonos móviles, PDAs y pequeños ordenadores portátiles) se acercan poco a poco a lo que pueden hacer sus “hermanos mayores”.
La industria actual está volcada en desarrollar software para los móviles. Las principales plataformas son Symbian (desarrollado por diferentes fabricantes como Nokia, Sony, etc.), Microsoft con Windows Mobile (versión de Windows para dispositivos móviles) y Google con su plataforma Android. Cada uno de ellos pretende crear un auténtico sistema operativo para móviles sobre el cual se puedan ejecutar aplicaciones de todo tipo. Serán en el futuro verdaderos ordenadores portátiles multifuncionales, probablemente controlados por voz y pantallas táctiles y siempre conectados a la red de redes, listos para proporcionarnos información donde y cuando la necesitemos.
De esta manera ya no habrá excusa para no hacer una escapadita con nuestra pareja, amigos o familiares alegando que hay mucho trabajo: podremos seguir conectados aún cuando “desconectemos” ¿acaso no es eso calidad de vida? Me dicen por aquí que no, pero esa discusión ya no tiene que ver con la tecnología …
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