Uno de los instintos más básicos es el de tocar: cuando no sabemos qué es un cierto objeto, además de observarlo suele ayudar tocarlo, analizar su textura, su forma,… Los niños de pequeños tienen la tendencia natural de tocar las cosas para averiguar lo que son. Es algo innato. Estamos acostumbrados a usar las manos para dar y recibir información (de objetos o personas, como por ejemplo una caricia de un familiar o de la pareja como síntoma de cariño, o una bofetada –a evitar- como muestra de enfado), etc.
En prácticamente todos los artículos de esta sección se han descrito una serie de herramientas y servicios tecnológicos que en mayor o menor parte requieren del uso de un ordenador que, reconozcámoslo abiertamente, no es totalmente intuitivo y sí que hay una cierta curva de aprendizaje, variable según qué es lo que queremos hacer y nuestros conocimientos. ¿Cuántos de nosotros “perdemos” a veces el puntero del ratón y lo movemos violentamente para ver dónde está? He ahí la razón de los innumerables cursos de informática que se imparten hoy en día a personas de todas las edades.
Debemos decir de todas maneras y rompiendo una lanza a favor de los fabricantes de programas, que cada vez son más fáciles de usar y hasta cierto punto “sencillos”. Máxime si los comparamos con los de hace apenas veinte años, en los albores de la informática, cuando sólo se podían introducir complejos comandos en ordenadores sin ratón y con pantallas monocromo. Conviene recordar que estamos todavía en el camino y que debemos ver de dónde venimos y hacia dónde vamos. ¿Y cuáles son esas tendencias de futuro? De nuevo me he olvidado la bola de cristal en el coche, pero si nos dejamos orientar por los productos que aparecen en el mercado y la línea que parecen seguir, podremos decir sin miedo a equivocarnos que el futuro está en nuestras manos y no es que no seamos dueños y señores de nuestro destino (que yo creo que lo somos, más incluso de lo que a veces nos gustaría) sino que en un futuro nada lejano la interacción con los ordenadores y muchos otros dispositivos será a través de las manos, la voz e incluso los gestos.
El iPhone de Apple es un móvil sin teclado con una pantalla táctil donde aparecen las opciones según lo que queramos hacer: si queremos llamar aparecerán números y la agenda, si queremos escribir un SMS aparecerán letras, si queremos ver fotos podremos pasar de una a otra deslizando el dedo sobre ella casi igual que si fuesen fotos en papel, etc. Su facilidad de manejo, apariencia y, todo hay que decirlo, marketing han hecho de este producto el objeto de deseo de muchas personas (por cierto que ya se comercializará en España cuando esta revista vea la luz). Muchos otros fabricantes han sacado productos similares que, sin el “glamour” que da ser de la empresa de la manzana, realizan funciones muy semejantes con una operativa casi igual.
Volviendo a los ordenadores, la próxima versión de Windows (disponible en el año 2010) promete estar orientado a sistemas táctiles y que podrá ser controlado con los dedos de una manera más intuitiva (si bien no tengo dudas de que seguirá necesitando de teclado y ratón) y podremos dibujar y jugar al solitario (por ejemplo) casi como si tuviéramos las cartas en la mano.
Que el más extendido de los sistemas operativos concentre sus esfuerzos en esta línea de trabajo marca indudablemente la tendencia en informática. Es un hecho: la “humanización” de la tecnología está en marcha…
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