Dicen los gurús de Internet que, a pesar de sus 20 años recién cumplidos de existencia, solo disfrutamos de la punta del iceberg de los servicios que puede ofrecer. Uno de los conceptos que más empiezan a sonar es el “Cloud computing” u ordenadores en la nube y en los próximos años será una realidad usada por todos.
Este concepto va estrechamente ligado al de “Software como servicio” (es decir, programas que se venden como servicio frente a productos “empaquetados” como lo son ahora). Estos servicios se ofrecen a través de Internet y se entienden mucho mejor con un ejemplo:
Situación actual: necesito una suite ofimática (por ejemplo Microsoft Office). Voy a una tienda y compro el programa. Lo instalo en mi ordenador y comienzo a trabajar con él. Lo uso tantos años como quiera y es mi responsabilidad ponerle las actualizaciones de seguridad que vayan saliendo. Si no me funciona bien me las ingenio para arreglarlo. Si quiero la versión siguiente lo más normal es que tenga que volver a comprarlo. Mis documentos de trabajo los almaceno en el ordenador, en un disco, en una memoria USB, etc. pero siempre conmigo.
Informática en la nube: yo contrato con Microsoft (en este caso) la utilización por un año (por ejemplo) del “Live Office” u Office en la nube. El modo de proceder es algo distinto ya que yo no instalo en mi ordenador el programa sino que accedo a través de mi navegador de Internet a una página web que hace las funciones de Office (editar textos, hoja de cálculo, base de datos, etc.). Al ser un servicio, no debo ser yo quien ejecute las actualizaciones. Tampoco debe dar problemas salvo los que pueda dar mi navegador de Internet (que es lo único que ejecuto), con lo que elimino quebraderos de cabeza. El coste también puede ser bastante inferior ya que el mismo servicio puede venderse a innumerables personas y está relativamente exento de posibilidades de piratería, con lo que el fabricante está encantado. Los datos pueden almacenarse en mi equipo local o en Internet también, por lo que otra ventaja es que como están ahí, me da lo mismo acceder desde casa en Vigo, desde el trabajo en Madrid o desde Zaragoza el fin de semana de descanso. Adiós al problema de si tengo el documento en el fijo, en el portátil o en el minipc conectado vía móvil. Siempre que tenga acceso a Internet, tendré mis archivos.
El concepto a pesar de que está en fase de desarrollo e implantación no es nuevo. Ya a mediados de los años 90 asomaron iniciativas similares que no llegaron a consolidarse debido a la lentitud de las redes por aquel entonces (hoy ya parcialmente resuelto) entre otras razones. Detrás estaba el enorme interés por destronar a Windows como rey de los sistemas operativos y es que con esta filosofía, el terminal es casi lo de menos.
Aunque parece ciencia ficción, ya hay aplicaciones gratuitas en la red que dan estas funcionalidades. Google Apps tiene un equivalente a un Word, Excel y Powerpoint, Microsoft está inmersa en el desarrollo del Office Live descrito (ya disponible gratis en pruebas), Photoshop ofrece sin coste a través de Internet una versión reducida del famoso programa sin tener que instalar ni configurar nada y la lista sigue creciendo.
La ventaja de tener los datos en Internet es que si le pasa algo al ordenador, los datos no se pierden pero también hay que tener en cuenta que hoy en día se maneja mucha información en los equipos (películas, fotos, música, etc.) que costaría mucho subir a la red por lo que la extinción del terminal como soporte de la información no parece, a día de hoy, algo factible a medio plazo. También habría que ver si estamos dispuestos a correr el riesgo de sacar de casa ciertas informaciones privadas almacenadas en local. Las respuestas a estas y más cuestiones vendrán con el paso del tiempo…
Deja una respuesta