Estamos muy acostumbrados a ver en Twitter RT como abreviatura de retuit en los casos en los que el autor opta por retuitear editando el tuit (cosa que no se puede fácilmente hacer en la web, por cierto), es decir, añadiendo (o no) un comentario personal. En mi opinión siempre es muy recomendable aportar nuestro toque de información al redifundir el mensaje.
Como una alternativa a RT existe MT, que tiene un significado similar (Modified tweet o tuit modificado) y con él el autor nos indica que, por cuestiones de extensión u otras, ha modificado el contenido del tuit original para que quepa o hacerlo más atractivo o interesante, sin variar en esencia el contenido del mensaje original ni su autor.
Recordemos que es una buena costumbre intentar que como mucho un tuit tenga una longitud máxima de 120 caracteres de tal forma que quede sitio para los comentarios y retuits posteriores.
Al visitar una página dejamos un rastro que los distintos sistemas de estadísticas web suelen registrar: desde dónde nos conectamos, con qué navegador, cómo llegamos ahí, cuánto tiempo estamos, qué visitamos, etc.
Uno de los más populares es Google Analytics (por ser gratuito y muy completo, integrarse muy bien con AdWords y estar en constante evolución –ya se puede usar totalmente desde el iPad por ejemplo). Uno de mis informes favoritos es el de “Proveedores de Servicios”. En él se puede ver qué operador de red (Movistar, Jazztel, etc.) utilizan los visitantes de la página para acceder a Internet y suele tener datos muy curiosos, ya que a veces las conexiones identifican a la empresa titular.
La semana pasada recibí una carta por correo (postal) con información sobre un producto que me interesaba. La presentación del documento era muy buena, con imágenes en color, buen papel y presentación atractiva, si bien la media del conjunto bajó en picado por una sola palabra: en el centro de la carta de presentación había una falta de ortografía bastante llamativa (léase gorda). Dudo que fuera intencionada. De hecho tuve que releer la frase un par de veces esperando, en vano, poder encontrar otro sentido a la frase que justificase lo que leía. Nada. No sé si lo compraré o no, pero desde luego la impresión final que me ha quedado no es buena. Mentalmente asumo que ese nivel de descuido aplicado en la carta puede ser similar al que usan para fabricar su producto.
Ayer tuve la oportunidad de ver y tocar el nuevo iPad a través de un conocido. Aclaro que tengo desde hace un año un iPad 2 y por tanto es con él con quien lo puedo comparar.
Por fuera son iguales. Soy capaz de distinguir visualmente entre un iPhone 4 y un 4S por la distribución de las antenas exteriores pero entre estos modelos no. De hecho en algún momento he dudado si realmente era el nuevo modelo y es que por más que pensaba no sabía dónde mirar para ver algo diferente, incluso con él encendido a cierta distancia. Viéndolo de cerca sí que es diferente gracias a su resolución superior (Retina Display).