Estas últimas semanas muchas personas y empresas se están encontrando con la desagradable sorpresa de comprobar que han perdido toda la información de sus ordenadores, con la consiguiente desesperación. Informes y trabajos, hojas de cálculo, archivos PDF, bases de datos, fotos y vídeos… Todo. Los documentos están ahí pero no se pueden abrir: los han “secuestrado”. Los móviles con Android tampoco se libran.
Lo peor es que no solo afecta a los ficheros que están en el equipo sino también a los que puedan guardarse en discos USB conectados y en otros PCs de la red, incluyendo servidores y copias de seguridad, si no están debidamente protegidos.
El culpable de todo es una familia de virus (ransomware con variantes como CryptoLocker, CryptoWall…) que lo que hace es cifrar (codificar) la información con una contraseña muy robusta y desconocida para el usuario y exigir dinero a cambio de decir cuál es (de ahí la afirmación de que los datos no se eliminan, sino que quedan secuestrados a cambio de un rescate, que luego comentaremos).
Esta catástrofe informática, que puede llevar a la ruina a muchas empresas, no es ciencia ficción. Está ocurriendo de verdad en muchas organizaciones (grandes y pequeñas) y hogares, que ven cómo ficheros “importantes” se convierten en basura irrecuperable. Es terrible.
Por más que se intente solucionar, no tiene cura, solo se puede prevenir, por lo que hay que extremar las precauciones.
Comentarios recientes