En Internet hay tanta información que la única manera que hay localizar lo que se desea encontrar (si no se sabe dónde está) es empleando buscadores (en el caso de una imagen se puede intentar encontrar también buscando no con palabras clave sino con un fichero).
A pesar de las continuas mejoras en los algoritmos de búsqueda, no siempre los primeros resultados son los que necesitamos. Eso implica tener que visitar más de una página web y el proceso requiere su tiempo. Hay pocas cosas más frustrantes que creer encontrar la información deseada y que la página dé un error por una u otra razón.
Internet se ha convertido por méritos propios en una herramienta de comunicación y difusión global de la información prácticamente insustituible, si bien no todos los contenidos son para todos los públicos.
Los especialistas en protección de menores recomiendan instalar sistemas de control paterno en los ordenadores (existen varios en el mercado que cumplen su cometido), de tal manera que los padres limiten con una clave las páginas a las que los niños pueden acceder (si es posible restringir la navegación a un conjunto limitado de webs). En caso de que no sea factible esta opción por cuestiones prácticas (para no tener que estar continuamente autorizando nuevos accesos), se pueden configurar estos programas para que bloqueen automáticamente webs inapropiadas en función de sus contenidos, aunque para ello se basan en la clasificación que realizan entidades independientes que no siempre han emitido un veredicto sobre todas las páginas.