Uno de los principales beneficios de las redes sociales es que permiten una comunicación de tú a tú entre marcas y consumidores reales y potenciales, independientemente de dónde vivan éstos, reforzando el engagement.
Si la marca es capaz de seducir de alguna manera a la persona, puede transformar esa indiferencia inicial que tenemos todos en un cliente “enamorado”.
Esto no es fácil pero ¿te has parado a pensar en los peligros que tiene conseguirlo? ¿Qué pasa si la marca le rompe el corazón a la persona? He visto ya unos cuantos casos. ¿Qué puede pasar?