Los móviles, y, en concreto, los smartphones o teléfonos avanzados son cada vez más populares a pesar de su elevado precio.
Hasta hace unos meses, los principales operadores en España subvencionaban la adquisición de los terminales con la particularidad que las ofertas realizadas eran más o menos personalizadas, lo que generaba un auténtico regateo de precios cuando finalizaba el contrato de permanencia para renovar.
El verbo ahorrar en el diccionario de la RAE tiene varias acepciones. En este artículo me centraré en la tercera:
3. tr. Evitar un gasto o consumo mayor
En España hay desde hace años más líneas de móviles que ciudadanos y, según distintos estudios de consumo, la factura del móvil juega un papel destacado en las economías de las familias. En estas pocas líneas obviamente no voy a dar una receta mágica para adelgazar todas las facturas pero sí trazaré unas indicaciones que en base a mi experiencia y reflexiones conviene tener presente.
Poco a poco comenzamos a dejar atrás las entrañables fiestas navideñas. Es muy posible que Papá Noel (o los más autóctonos Reyes Magos) nos hayan dejado debajo del árbol “con la colaboración” de familiares, nuestra pareja o amigos, un móvil nuevo que queramos usar en todas partes y a todas horas.
Uno de los sitios (se me ocurre otro, pero no procede en esta columna, quizá si Miguel Font continúa cierta serie de artículos…) donde no podremos utilizarlo es en un avión. Nada más sentarnos se nos comunica que el teléfono debe estar apagado desde el cierre de puertas hasta la llegada a la terminal de destino (aunque a veces haya despistados que los dejan encendidos, como vez que una señora sentada a mi lado a medio vuelo me pidió si le podía cambiar la tarjeta SIM de su móvil… ¡y no lo había desconectado!).