En estos tiempos de buscar nuevas oportunidades en los que nos encontramos, muchas empresas se plantean acceder a las Redes Sociales (Facebook, Twitter, Tuenti, Google+, Foursquare, Linkedin, etc.) para vender más. Algunos medios de comunicación transmiten que son una panacea y que con solo estar ahí, las ventas están garantizadas. Esto es totalmente incorrecto, no se van a disparar los pedidos por abrir una página en Facebook, por ejemplo.
Es cada vez más habitual oír hablar de Twitter en la TV, radio, prensa, etc. (en las últimas semanas ha sido un tema estrella), además de verlo en anuncios, webs, etc. Pero… ¿en qué consiste Twitter? Es, en esencia, un servicio web gratis en el que se pueden escribir mensajes, de hasta 140 caracteres, que aparecen en el Timeline o historial de cada uno, sobre lo que se nos ocurra o nos interese. Esto podemos hacerlo a través de su página www.twitter.com o a través de aplicaciones específicas diseñadas para ordenadores y teléfonos móviles.
El pasado mes de septiembre tuvo lugar en España una convocatoria de huelga general. El objetivo de esta columna no es, ni mucho menos, comentar su motivación ni valorar sus resultados sino plantear algunas reflexiones.
En la era industrial una huelga de estas características podía llevar a detener prácticamente la actividad de un país si además los piquetes, más o menos violentos, recorrían las ciudades “animando” a no ir al trabajo. Todo cambia y hoy en día ya no es exactamente así. Ya no es posible paralizar totalmente un país. Las actividades a través de Internet no se detienen: por ejemplo las tiendas virtuales pueden seguir abiertas cuando las reales cierran la persiana por miedo a daños o a ser acusados de insolidarios con la causa, los vendedores que optan por trabajar pueden seguir contactando por teléfono o email con los clientes sin tener que desplazarse, etc. No recuerdo haber visto ese día ninguna página “cerrada por huelga”, ni siquiera los periódicos que no llegaron a salir en papel a la calle. De momento no existen los “ciberpiquetes”.
Internet se ha convertido por méritos propios en una herramienta de comunicación y difusión global de la información prácticamente insustituible, si bien no todos los contenidos son para todos los públicos.
Los especialistas en protección de menores recomiendan instalar sistemas de control paterno en los ordenadores (existen varios en el mercado que cumplen su cometido), de tal manera que los padres limiten con una clave las páginas a las que los niños pueden acceder (si es posible restringir la navegación a un conjunto limitado de webs). En caso de que no sea factible esta opción por cuestiones prácticas (para no tener que estar continuamente autorizando nuevos accesos), se pueden configurar estos programas para que bloqueen automáticamente webs inapropiadas en función de sus contenidos, aunque para ello se basan en la clasificación que realizan entidades independientes que no siempre han emitido un veredicto sobre todas las páginas.
¿Me creerían si les digo que conozco a personalidades tan dispares como Bill Gates, Zapatero, Rajoy, Donald Trump, Steve Jobs o Richard Gere? Probablemente no, pero… ¿y si les digo que conozco a gente que los conocen? Seguro que sí (en base a la teoría de los seis grados). ¿En qué consiste esta teoría? En que cualquier persona del mundo está conectada con cualquier otra a través de no más de seis individuos. Según afirman, cada persona conoce en media a 100 personas entre amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc. Si cada una conoce a 100, se puede pensar que a través de un conocido podremos llegar en un segundo nivel a hasta 10.000 personas (100×100). En un tercer nivel serían otras 1.000.000 personas y así sucesivamente hasta un billón en un sexto nivel.