Es por todos conocido que España, en materia de tecnologías de la información y “alfabetización digital”, no es ninguna superpotencia. Desde el gobierno se ha intentado (y se intenta) incentivar la utilización generalizada de las nuevas tecnologías en todos los estamentos de la sociedad, si bien hasta la fecha los resultados no han satisfecho las expectativas. Se trabaja en ello pero bastante queda por hacer, por ejemplo tenemos una de las conexiones por ADSL más lentas y caras de Europa (en países de nuestro entorno disfrutan de velocidades de casi el doble de velocidad por la mitad de precio). Por mucho que intenten vendernos que podemos elegir el horario, la velocidad con limitaciones geográficas muy muy restrictivas (casi imposibles) o incluyan otros servicios, el hecho es que para un ciudadano “normal” con necesidades “no profesionales” de Internet, una ADSL (o cable) es bastante caro.