Cada vez que damos de alta una determinada cuenta en una red social (Twitter, LinkedIn, etc.) y en otros muchos servicios y páginas web, es necesario introducir una dirección de correo electrónico. Este mail se suele utilizar para validar la cuenta e incluso para que nos envíen un recordatorio de la contraseña si la olvidamos. El problema es que si queremos generar varias altas, necesitamos, por lógica, diferentes cuentas de correo electrónico.
Esto, de por sí, no es suele ser un inconveniente hoy en día, ya que se pueden conseguir cuentas de correo electrónico de calidad gratuitamente, pero la cuestión es cómo se gestionan y comprueban, etc.
Afortunadamente, existen tres “trucos” si utilizamos Gmail, el servicio de correo electrónico de Google, que nos permite cuentas en muchos sitios web (casi todos) asociándolas siempre a la misma dirección de mail. También es posible hacerlo si nuestra cuenta es de Hotmail/Oulook utilizando alias muy fácilmente y lo veremos paso a paso.
Facebook, igual que cualquier servicio por ejemplo Twitter, Instagram o WhatsApp estos dos últimos propiedad de Facebook, por cierto), tiene unas reglas y normas de comunidad que, en caso de no ser respetadas, pueden provocar que aparezca el fatídico mensaje de “Cuenta deshabilitada” en nuestro perfil.
Si al intentar iniciar sesión en Facebook aparece el mensaje:
“Cuenta deshabilitada: Tu cuenta ha sido deshabilitada. Si tienes alguna pregunta o duda, puedes visitar nuestra página de preguntas frecuentes aquí”
Puede ser debido a que:
Es muy recomendable conocer cómo utilizan los usuarios de Twitter esta popular plataforma de comunicación y, en particular, cómo se relacionan con las marcas.
En este artículo recojo algunos datos estadísticos de varias fuentes que, tras su análisis, pueden servir para orientar la estrategia en Twitter y tomar las decisiones operativas adecuadas.
Érase una vez hace mucho tiempo un país muy lejano. En él convivían, más o menos en armonía, personas muy diferentes con oficios diversos.
El más poderoso era el emperador. Su palabra se escuchaba con sumo cuidado y era la ley. Todos le respetaban, le prestaban atención y obedecían sus indicaciones y órdenes sin cuestionarlas. Los nobles también tenían un papel relevante, eran poseedores de grandes extensiones de tierras y tenían a su servicio a muchas personas, por lo que éstas acataban sus órdenes (con mayor o menor gusto) y atendían sus palabras.
El resto de la comunidad estaba compuesto por más hombres y mujeres de diferentes edades. Cada uno tenía su oficio y se agrupaban en gremios como los constructores, granjeros, carniceros, herreros, conductores de carros, cazadores, leñadores, tenderos, filósofos, pescadores, ilustrados, maestros, guerreros, trovadores, juglares, carpinteros, picapedreros, alguaciles y muchos más.
Es cierto que también había pillos, bandoleros, ladrones y personas que no hacían nada de provecho, pero todos sabían que formaban parte de la sociedad y cuál era su misión y su posición en ella, lo que no impedía que de vez en cuando alguna persona se convirtiese en un miembro destacado de la comunidad al enriquecerse con su trabajo, rescatar a una princesa o matar a un dragón, por ejemplo.
Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram… Son redes sociales y plataformas con cada vez más usuarios. Eso no es ninguna sorpresa.
Para muchas personas estos servicios son “un sitio más” al que acudir diariamente, tanto desde el ordenador fijo o portátil como desde el Smartphone o tableta y cuantas más estén, más fácil será localizar a las que conocemos y más popular se vuelve el sitio. Es como una discoteca que se llena más y más. ¿Es eso siempre algo positivo? Pensemos… ¿Es una oportunidad para otras redes más pequeñas? Creo que sí.
Tanto si somos un profesional como si tenemos una empresa, hay que ser conscientes de que vivimos en sociedad y que hay posiblemente muchas otras personas o compañías, según el caso, que hacen lo mismo que nosotros (o algo muy parecido).
Seguro que todos tenemos en mente nombres de profesionales o de marcas que gozan de un gran prestigio en su campo, pero también es posible que conozcamos a otros no tan famosos que ofrecen sus productos o servicios de calidad igual o incluso superior a los primeros. ¿En qué se diferencian? En que los que gozan de una reputación (ya sea buena o mala, por una u otra razón) les diferencia de los demás y los da a conocer.
Por tanto, es importante contar con una marca (idealmente la mejor posible) y promocionarla, ya sea de empresa o personal, pues determinará en gran medida la percepción que otros tienen de nuestro trabajo, en muchos casos incluso independientemente de la calidad de éste.