Cada vez es más difícil no encontrar una ‘dirección web’ (las típicas direcciones www. que están por todas partes) y un email como una posibilidad más para contactar con una empresa, independientemente de su tamaño y sector de actividad.
Internet nace en la década de los 70 pero empieza a ser conocida por el gran público a finales de los 90. A pesar de su relativamente corta vida entre nosotros ha sabido hacerse un merecido hueco como forma de comunicación e información, adelantando en muchos casos por velocidad, comodidad y economía a las clásicas consultas telefónicas a la hora de localizar lo que buscamos.
Una de las primeras aplicaciones que surgieron en la primitiva Internet fue el correo electrónico o E-Mail, y ya desde sus comienzos se mostró como una herramienta de enorme utilidad y aceptación. Un E-Mail es el equivalente electrónico de una carta convencional con el formato de dirección usuario@dominio.extensión y con la particularidad de que para enviarla y recibirla se necesita una serie de dispositivos (normalmente un ordenador, una conexión a internet y un sistema de correo desde el que podamos acceder a nuestro “buzón electrónico”). Si pensamos además que una vez recibidos los mensajes, podemos proceder a leerlos y contestarlos cuando más nos convenga (a diferencia de una llamada telefónica, por ejemplo) y que el tiempo que tarda en llegar el mensaje es normalmente muy reducido, se podría llegar a pensar que es muy similar al fax, y esto es cierto, pero el Mail tiene muchas más ventajas, algunas de ellas son:
El concepto de “Base de Datos” ha existido desde siempre, cualquier colección de información susceptible de ser consultada puede ser considerada como tal, pero sólo en los últimos años y acompañadas por los continuos avances tanto en equipos informáticos hardware como en programas software, las bases de datos y las herramientas para manipular la información almacenada en ellas han realizado progresos espectaculares.